martes, 25 de octubre de 2011

VEINTE AÑOS DESPUÉS

No hace mucho, en otro apartado hablé del poder de las palabras, lo que puede afectar una palabra dicha de determinada manera, que puede influenciar mucho,  tanto en el carácter de un niño, como en la actitud de un adulto.

Pero esta vez no voy a hablar de las palabras pronunciadas, sino de las palabras ausentes. Esas que nunca se dijeron. Palabras que dichas en determinados momentos, podrían haber cambiado la vida de varias personas.

¿Por qué no se dicen?, ¿miedo?, ¿timidez?, ¿inseguridad?, ¿orgullo?. ¿Por qué cuando somos jóvenes no pensamos?. ¿Por qué para bien o para mal no hablamos?.¿Por qué no tomamos las decisiones favorables a nosotros mismos?.

Me dices que si a los veinte años tuviésemos la experiencia y la sabiduría  que se tiene a los cuarenta, perderíamos ese punto de locura que tiene la juventud, y que merece la pena vivir  al máximo cuando somos jóvenes,  si no, no sería lo mismo. Y no te falta razón.

Pero............

Nos pasamos la vida pensando en los demás, en no hacerle daño a los otros y al final del camino al "único" al que hacemos daño es a nosotros mismos. Precisamente al "único" que no debimos hacerle daño.

Es curioso como aunque haya gente que diga lo contrario, un par de palabras dichas o escritas  en el momento justo, pueden variar el transcurso de varias vidas; del que las dice y del que las escucha.

Desgraciadamente, tanto las pronunciadas como las calladas, no se pueden cambiar, solo se pueden ahogar contra una almohada.

Nada se puede cambiar puesto que el pasado no tiene marcha atrás. Lo único que nos queda es vivir el presente y para que el futuro sea medianamente dichoso aprender de los errores del pasado, para eso es para lo único que está; para aprender de él.


Yo tampoco quiero vivir allí ni de su recuerdo, pero para los que hemos sufrido esa ausencia, es inevitable dejarse llevar por la imaginación y el mundo de los sueños, y en nuestras mentes dibujar esa parte que se quedó en blanco precisamente para que la pintemos con los colores de nuestra ilusión. No existe el negro, son todos vibrantes y llamativos, podría decir que hasta están los colores más brillantes de la paleta.

Al fin y al cabo es mi sueño, mi ilusión y lo dibujo a mi antojo con las formas y colores que mejor me hagan sentir.


Chewing

1 comentario:

  1. Así es la vida.....y a más de uno nos ha marcado....eso de decir: lo que no dijimos. Esas cosas que por una u otra razón, no se escucharon.

    Ahora son las que se dicen, de sobra. Pero aún así, nos quedamos con la realidad y sin maltratar, lo que tenemos, no es necesario, solo lo imprescindible.

    T.

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